En países como Estados Unidos, Argentina, Chile, Italia, Polonia, República Checa, Alemania, entre muchos otros, es costumbre regalar huevos de chocolate decorados durante la Pascua. Esta tradición de los huevos de Pascua es ancestral y se remonta a los pueblos antiguos del hemisferio norte (griegos, romanos y germanos), que celebraban la llegada de la primavera según el calendario lunar, entre el 20 de marzo y el 25 de abril.
Para muchas culturas de aquellos días, el huevo era símbolo de fertilidad y promesa de vida, mientras que para los germanos, ese significado era atribuido al conejo.
Después de la llegada del cristianismo, muchas de las celebraciones se fueron adaptando a la nueva religión y en el siglo XVI, con el calendario Gregoriano, se hicieron coincidir las celebraciones paganas primaverales con la pasión y resurrección de Jesús.
[adrotate group=”6″]Por ello, símbolos como el huevo y el conejo se adaptaron con los siglos y hoy están asociados a la Pascua.
Por mucho tiempo, la costumbre era compartir huevos reales. En la Edad Media el evento se hizo cada vez más festivo: “De las iglesias colgaban cientos de banderas y panderetas y cada joven llevaba colgado de su cuello, un cesto de mimbre lleno de huevos. Los más adinerados se hacían acompañar por jóvenes pajes, vestidos con telas multicolores de razo o de seda. La mayor parte de la colecta se destinaba para los hospitales de leprosos, o para los indigentes. El ayuno era obligatorio. Por esta razón, se adopta la costumbre de cocer huevos y almacenarlos”.
En la época del rey Louis XIV (1638-1715) se popularizó la costumbre de pintarlos y en ocasiones, venderlos. Para el siglo XVII era común ver huevos de papel maché hermosamente decorados, y además, talentosos orfebres elaboraban versiones en metales y piedras preciosas para la realeza. Los huevos de Pascua más famosos son los de la casa joyera Fabergé, creados para los zares y nobles rusos entre 1885 y 1917.
En el siglo XIX existían huevos de mazapán y de azúcar, y comenzaban a ofrecerse los primeros huevos de chocolate, hechos tanto por franceses como alemanes, apenas pocos años luego de que se inventara un chocolate capaz de ser moldeado exitosamente.
El primero en comercializar masivamente estos huevos fue John Cadbury, en 1875, Inglaterra.
Inicialmente eran sólidos, pero las innovaciones en la técnica y en el chocolate hicieron que pronto fueran huecos, con sorpresas en su interior. De allí en adelante, los avances y la creatividad han permitido crear huevos de Pascua de chocolate cada vez más hermosos y deliciosos.
Fuente: Cocina y Vino